27 septiembre, 2006

110 Poetas

Así, como el centenar de perritos manchados que me fascinaron en la infancia, me llega un listado de escritores invitados al Festival Internacional de Poesía. Yo estoy entre ellos al igual que Benjamín y Javier. Estamos bajo el nombre de Panamá.

Ahora se me ocurre que en Angola se reciba la noticia con igual entusiasmo que en Panamá, y que algunos de los otros invitados recorren los cuarenta y un países que serán representados en Granada a través de recuerdos, enciclopedias, cartas geográficas y buscadores de internet. En este gesto produce inmediatamente el milagro de la hermandad, una unión a la cual fuimos condenados a renunciar cuando se marcaron los primeros territorios en el mundo y cuando descubrimos que tener agua, petróleo, madera u oro, por ejemplo, era determinante para ostentar mayor poder y así levantar al menos una fuerza adquisitiva que nos hiciése grandes ante el presunto enemigo.

La Poesía, sin embargo es un patrimonio que une a los pueblos, primeramente porque los escritores se vuelven propiedad del mundo, haciendo caso omiso a las necesidades protagónicas de los gobernantes de turno.

No hay comentarios.: