11 diciembre, 2006

Declaraciones

Así,
con palabras cortas
acaba el día,
su luz
y mi pobre esperanza
de salir vivo
de este control demográfico tardío.

Acaba mi lucha,
mi tiempo,
la ternura de llover,
el sol que nos libera,
la cama,
te digo que no quiero,
ojalá te mueras,
no quise decirlo,
cuánto lo siento.

Así,
con tres palabras,
me doy por vencido,
hago las maletas,
recibo la mano
llena de caricias,
de lágrimas caducas,
apago la luz,
cierro la puerta,
rompo las ventanas
y marcho por delante
de mi eternidad.

Así,
de simple,
de llano y limpio,
atentamente guardo la cartera,
te dejo el carné, los talonarios,
ese pago que nunca veré,
los años de anhelar,
de ser,
volcándome en frascos blancos,
sumiéndome en la vergüenza
de venir a morir en estos días
en que ya no se muere
por tomar medicinas.

Así de lamentable,
así de posible,
así de extinto
me quedo viendo fantasmas
con batas de nube y suelas de goma,
con sus reservas,
su noble mirada de impotencia,
un ardor que me despide
y todo el silencio que abraza el último día de tu vida.

2 comentarios:

Edilberto González Trejos - Autor dijo...

Aún con mi vista en el atardecer que compartiste en el blog anterior, mi corazón es tocado por lo certero de tu verso.
Feliz Año Nuevo LUCY!

Lucy Chau dijo...

Y mi corazón, querido amigo en la poesía, está tocado como el tuyo por la realidad que nos sobrepasa una y otra vez. Son verdades duras, como las que no me gusta escuchar.