En la calle El Arsenal se levanta esta iglesia, que como muchas otras de las importadas desde la Europa conquistadora, trae la mística necesaria para convertir en la fe a quien se ponga por delante.
Detrás está el Convento de San Francisco de Asis, siempre con su patio interior y con su carga de historia.
Desde cualquier ángulo es un templo con una gran fuerza, pero como toda estructura, con las luces, la distancia y el motivo, se transforma vertiginosamente y uno puede llegar a dudar que sea el mismo lugar.
18 febrero, 2007
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